La soledad en la España vaciada necesita una respuesta
Por José González Guerras Psicólogo y Psicoterapeuta
Director Centro Psicológico Self.
Miembro del Grupo de Trabajo de Envejecimiento del Copcyl
Son muchos los años y las experiencias vividas en las que nuestros mayores no se han sentido más que moneda de cambio para conseguir determinados objetivos que al final no repercutían en mejores condiciones de vida para ellos.
Por tanto, debemos comprometernos desde los diferentes organismos y agentes sociales en su movilización, pero también en nuestro apoyo a sus reivindicaciones para una mejora de sus condiciones de vida.
Muchos son los sufrimientos y lucha contra las adversidades que nuestras generaciones de mayores han tenido que vivir y mucho, por tanto, lo que podemos aprender de ellos respecto a valores como el esfuerzo, el respeto, la compasión, la solidaridad, etc.
No podemos permitirnos dejarlos de nuevo solos y aislados ante las adversidades y dificultades que la nueva sociedad demanda, porque si bien es cierto que ellos han de ser activos en la mejora de sus condiciones de vida si desde el resto de los agentes sociales no nos movilizamos en esa dirección la frustración, resignación, impotencia e indefensión de nuestros mayores se acrecentará aún más con las tristes consecuencias de que serán cada vez mayor carga (económica, social, sanitaria, etc.) para la sociedad y, lo más duro, para ellos mismos; por lo tanto, al final perdemos todos.
Lo anterior nos lleva a la importancia de que los mayores se sientan escuchados en sus inquietudes, preocupaciones, necesidades e intereses, al menos esto contribuirá a que no se sientan solos, abandonados, indefensos y resignados.
Hemos de recuperar la confianza de ellos en las instituciones y los agentes sociales y viceversa trabajando codo con codo para mejorar sus condiciones de vida a todos los niveles y para ello hace falta la implicación de todos los organismos públicos y privados que están relacionados con su bienestar.
Es la despoblación de nuestros pueblos uno de los factores más influyentes en la soledad y aislamiento de nuestros mayores, no en vano debido a esta cada vez se reducen más los servicios sociales, sanitarios, económicos, etc. lo que influye en que están peor atendidos y en que no tengan esperanza en un futuro mejor.
Se está produciendo una enorme brecha y desconexión entre la zona rural de nuestra provincia y la ciudad, lo que está incidiendo en esta despoblación de la que hablamos y en el aislamiento de los pueblos de nuestra provincia.
Vivimos en la era de Internet y las redes sociales, también de avances y progresos en medios de transporte, en la investigación, en sanidad, etc. y sin embargo cada vez los pueblos están más “desconectados” e “incomunicados” y si no se hace algo los pueblos desaparecerán y con ellos un enorme acervo cultural, social y de experiencias que tienen que ver con valores que no se deberían perder nunca.
Esperemos que esta carrera desenfrenada hacia ninguna parte no tenga que lamentar lo que dejo por el camino, pues precisamente lo que nos ofrecen y pueden dar los pueblos tiene mucho que ver con aquellos valores humanos más relacionados con la generosidad, la compasión, la solidaridad, la colaboración, etc. todos ellos valores que sería bueno que se “conectaran” con esas partes de la sociedad que están más interesadas en el individualismo, en el progreso desenfrenado y salvaje, inconsciente de las necesidades del planeta, del clima, de los demás seres humanos…
Probablemente un mestizaje entre los valores que los pueblos mantienen y el progreso al que las ciudades se han adscrito sería una buena manera de trabajar para un futuro mejor y más igualitario para todos, tanto aquellos que desean y quieren vivir en nuestros pueblos como para aquellos que les encanta y disfrutan de estar en la ciudad.
ALGÚN DÍA TODOS (¡¡¡ OJALÁ !!!) SEREMOS MAYORES Y NECESITAREMOS LOS MEJORES SERVICIOS POSIBLES PARA VIVIR EN LAS MEJORES CONDICIONES POSIBLES.